Un instrumento práctico para el desarrollo de una actividad empresarial son las sociedades. Las más utilizadas en la práctica son las Sociedades Limitadas y las Sociedades Anónimas.

La vida de una sociedad  comienza con la escritura de constitución. Es importante contar con un buen asesoramiento previo a la constitución para que se puedan reflejar en la escritura o en los estatutos los aspectos básico y relevantes para que el funcionamiento posterior de la sociedad no sea problemático: el capital, el objeto social, el régimen de transmisión de acciones o participaciones sociales, las mayorías para la adopción de acuerdos, el órgano de administración…En todos estos aspectos puede contar con el asesoramiento notarial.

Durante la vida de la sociedad, a veces, hay que realizar algunas modificaciones: de administradores, de domicilio u objeto social, ampliaciones o reducciones de capital. Todos estos cambios se realizan también en escritura pública.

Por último, cuando termina la vida de la sociedad, se procede a otorgar una escritura de extinción y liquidación de la sociedad en la que se reparte entre los socios el remanente en proporción a sus participaciones.